jueves, 26 de febrero de 2009

“La Otra Parte de la Historia. Mujeres en la Guerra de Independencia” (9) Ultima Parte

Conclusión:

En la noche del 27 de febrero de 1844, el trabucazo de Matías Ramón Mella anunciaba al mundo el nacimiento de una nueva república en el centro del Caribe.

Este proceso, sin embargo, fue el resultado de la participación de un amplio grupo de hombres y mujeres que concibieron la independencia nacional y contribuyeron en su proceso, en las etapas de organización, preparación y posteriormente en la defensa de la recién obtenida libertad.

Cuando se habla de las “Mujeres de febrero”, por lo general, siempre vienen a la mente los nombres de Concepción Bona y María Trinidad Sánchez, quienes tuvieron a su cargo la confección de la primera bandera. Pero esto va más allá.

Según comenta la historiadora Jennifer Rodríguez, la historiografía dominicana revela que desde el inicio de la República la mujer ha contribuido significativamente al proceso del desarrollo político del pueblo dominicano.

Aunque no existe información precisa sobre la participación de las mujeres en la lucha de Independencia, de acuerdo a dicho proyecto, tras la partida de los hombres al campo de batalla, fueron ellas las que asumieron el papel de mantener sus comunidades, protección a sus familiares, e incluso, brindarles ayuda de todo tipo ante la amenaza latente que representaba ser familiar de un combatiente.

A decir de diversos historiadores, sin la participación de las mujeres en estos ámbitos, el triunfo de la Independencia no hubiera sido posible. A pesar de ello, su rol principal no aparece en la historia del país.

Entre las causas de dicha desvalorización, se puede señalar la influencia de la Iglesia Católica, los valores marcadamente tradicionales con respecto a los roles femeninos, un sistema político altamente excluyente y una cultura política autoritaria, androcéntrica y machista.

En la actualidad el perfil de la población femenina dominicana ha cambiado notablemente desde 1844 a la fecha, reconoce que las mujeres siguen enfrentándose a la discriminación por motivos de género, raza, edad, condición socioeconómica e incluso, estado civil.

Esto así, a pesar de los diversos logros alcanzados por las mujeres a lo largo de la historia, tales como el derecho a la igualdad ante la ley, el acceso a la salud y a la educación, derechos consagrados en la Constitución dominicana, así como el derecho a vivir libre de violencia y sin discriminación.


viernes, 20 de febrero de 2009

“La Otra Parte de la Historia. Mujeres en la Guerra de Independencia” (7)

Filomena Gómez de Cova:

Doña Filomena Gómez de Cova Nació en Santo Domingo en el año 1800. Nacida de una familia de ilustre abolengo, fue una mujer de apreciable instrucción.

En los años difíciles de la ocupación haitiana a Santo Domingo, ella se unió a la lucha por la Independencia con una flor que es símbolo de la Patria y que fue importada desde Caracas Venezuela. El uso de la flor significaba la insignia de los hombres y mujeres que luchaban por una patria libre y tal vez la inspiración del nombre de Filoria al Jardín de Malabar. ¿Por qué escogió esa flor? No hay respuesta, como tampoco existe una que explique el calificativo, aunque tal vez la especie jazminoide guarde alguna relación con las ansias libertarias.

Fue el distintivo duartista en el cabello de la mujer y sobre el corazón de los hombres que conspiraban contra el intruso invasor. Aunque no se le asocia con fusiles y pólvora ni actuaciones guerreras, Filomena Gómez de Cova ha sido integrada a las gloriosas febreristas de 1844 por haber importado, desde Caracas, el Jazmín de Malabar al que tal vez las tres primeras letras de su nombre patriótico inspiraron la palabra que sólo emplean los dominicanos para identificarlo: "Filoria".

Doña Filomena Gómez de Cova, falleció en la ciudad de Santo Domingo el 9 de mayo de 1893.


María de las Angustias Villa:

Nació en la ciudad de La Vega en 1814, hija de Juan Ramón Villa.

En su casa se refugio Juan Evangelista Jiménez cuando visito el cibao con motivo del manifiesto de enero de 1844. Igualmente, se hacían reuniones de los febreritas.

Confecciono con ayuda de sus hermanas la bandera dominicana que ondeo por primera vez en el cibao el 4 de marzo de 1844.

Murió en el año 1898.


Rosa Montás de Duverge: (1813-1895)

Durante la estadía y lucha del general Antonio Duverge por diferentes provincias del sur con el cargo de gobernador de Azua y como jefe de las fronteras combatiendo, casi a diario con las tropas enemigas, Azua, el memiso, Cachiman, Banica, El Numero desde que fue proclamada la republica, fue un duro batallar que duro 4 años y en todo ese tiempo, la señora de Duverge acompañó a su esposo en toda la travesía y arriesgó su vida haciendo la labor de medica curando a los soldados heridos y alimentando a los que estaban en pie de lucha.

Luego de terminada la guerra y ya viuda, esta se traslada a Higuey donde Murió invalida a los 82 años.



Froilana Febles. (1814-1888)

Mujer extraordinaria y de espíritu fuerte. Su servicio a la causa separatista está consignado de manera enaltecedora. Tanto ella como su madre Micaela de Rivera, confeccionaron los cartuchos que fueron repartidos a las tropas en el Seibo y fueron el vínculo de comunicación de sus esposos cuando estos permanecían ocultos preparando el golpe libertador en la región del este.

Nacida en la Villa de Santa Cruz del Seibo, en el año 1814, durante la administración de Pedro Santana que duro 6 años, esta fue expatriada y residió en Puerto Rico. Allí adquirid algunos conocimientos de medicina y de farmacia, y a su regreso al país se dedico a la venta de medicinas en el Seibo y hacía de médica.

Murió a los 74 años en 1888.


Rosa Bastardo de Guillermo. 1819-1881:

Nacida en la comunidad de Rodada de la ciudad de Hato Mayor del Rey, esta valerosa mujer, se dedico a sacrificar el ganado de su padre para alimentar las tropas que en esos tiempos luchaban desde esa comunidad en contra de los haitianos, pero sin duda alguna, su contribución fue mayor durante los días de la guerra de restauración de la independencia de la republica. Las tropas españolas mermaron grandemente su rico hato en venganza de que su esposo era un jefe superior de las fuerzas restauradoras en la región oriental.

Doña Rosa Bastardo se trasladó a fines de 1879 a Puerto Rico con su hijo, luego del derrocamiento de la presidencia de su esposo. Murió en Ponce a la edad de 62 años en febrero de 1881.





lunes, 16 de febrero de 2009

“La Otra Parte de la Historia. Mujeres en la Guerra de Independencia” (7)

Juana Saltitopa:

Cuando hablamos sobre la independencia de la Independencia de la República Dominicana y los protagonistas de la misma no podemos pasar por alto el papel importante que jugo Juana Trinidad, La Saltitopa, “Coronela Inmortal”, heroína de la Guerra Independentista. Vivió en Santiago en los días de la independencia. De recio carácter y valor extraordinario, ofreció sus servicios a los patriotas que enfrentaron a las tropas haitianas en Santiago. Tuvo una participación destacada en la Batalla del 30 de Marzo de 1844. Batalla librada entre las tropas independentistas dominicanas y contra las del general Pierrot, quien comandaba una columna del ejército invasor haitiano de Charles Herard.
La plaza central de Santiago estuvo defendida por tropas dominicanas bajo el mando de José María Imbert, Francisco Antonio Salcedo, Fernando Valerio y otros oficiales. El numeroso ejército de Pierrot fue derrotado por los dominicanos. Pierrot tras enterarse de la falsa noticia que daba por muerto a Herard, se retiró dejando más de 600 heridos, el efecto que produjo la derrota, el número de sus heridos fue mucho mayor.
La historia cuenta, que reiteradas veces expuso su vida yendo a buscar agua para sus compañeros, al río Yaque. Le llamaban “La Coronela” por sus heroicas y destacadas acciones, durante el periodo de la guerra de independencia. Se desconoce con exactitud su apellido aunque en documentos de la época, se asegura que es Trinidad. Saltitopa era sólo un apodo. Juana Trinidad murió asesinada en combate en 1860.



viernes, 13 de febrero de 2009

“La Otra Parte de la Historia. Mujeres en la Guerra de Independencia” (6)

María de Jesús Pina (1825-1858)

El distinguido historiador doctor Alcides García Lluberes, señaló que doña Concepción Bona tuvo por cooperadora en la confección de la primera bandera nacional, o sea la que fue izada por Francisco del Rosario Sánchez en el Baluarte la noche del 27 de febrero de 1844, a la señorita María de Jesús Pina, prima y vecina suya, pues como se sabe ambas señoritas pertenecían a honorables familias "ardientemente adscritas al servicio de la causa revolucionaria" dominicana.

Ciertamente, el padre de la señorita Pina, don Juan Pablo Pina, fue de los patriotas adictos a Duarte en los días esplendorosos de julio y febrero. Su nombre figura entre los firmantes del Manifiesto del 6 de enero de 1844 y fue de los de la columna de la noche gloriosa del 27 de febrero. Era, además, padre del trinitario fundador Pedro Alejandrino Pina, una de las figuras más puras del sacro colegio duartista.

María de Jesús Pina nació el día 25 de diciembre de 1825, siendo bautizada un mes después en la Santa Iglesia Catedral.

La señorita Pina, consagró sus energías a la enseñanza, en una escuela de primeras letras fundada por su hermano, en su propio hogar. Su colaboración en la confección de la bandera duartista, le da derecho a figurar entre las mujeres de la Independencia. Murió el 10 de enero del año 1858.


Manuela Diez (1786-1858)

Madre de Juan Pablo Duarte, esta mujer jugó un importante papel político en los sucesos que condujeron a la proclamación de la República en febrero de 1844.

Nació en El Seibo el 26 de junio de 1786 y habiéndose casado con Juan José Duarte emigró a Puerto Rico en 1801 a causa de la invasión de Toussaint Louverture.

Aumentó y apoyó la formación intelectual de sus hijos e hijas, así como las ideas políticas que originarían el nacimiento de la sociedad secreta La Trinitaria. Padeció con entereza la persecución y los allanamientos en su hogar, mientras el hijo permanecía oculto durante el proceso de conspiración que le expulsara del país.

Ya en 1843, debió asumir la jefatura de un hogar en conflicto por la represión del gobierno haitiano, al quedar viuda en noviembre de ese año; para entonces, Juan Pablo Duarte se encontraba exiliado en el extranjero. A solicitud de éste, Manuela accedió a poner al servicio de la causa patriótica los bienes familiares recién heredados del padre, lo que demuestra la firmeza de sus ideales patrióticos y su entrega a la causa.

El momento más jubiloso de Manuela fue cuando ya independizada la patria, recibió en su casa a Juan Pablo Duarte de regreso del exilio. En aquella ocasión aceptó el reclamo de Sánchez de que, no obstante el luto reciente, se abrieran las puertas de la casa, repleta de gente, y se colocara una bandera en la ventana.

Manuela Diez vio su familia y su cotidianidad permanentemente afectadas por las actividades políticas que al seno de ella se desarrollaban, no como una simple madre que accede a ser solidaria con sus hijos e hijas, sino como activa militante de los ideales que había contribuido a sembrar en el seno del grupo Trinitario.

Murió en el exilio en Caracas, Venezuela, el 31 de diciembre de 1858.

María Baltasara de Los Reyes Bustamante:

María Baltasara Bustamante fue la primera mujer marina de la República, discriminada de la sociedad y de la historia porque era negra, humilde y de padre desconocido.
Junto a su hijo Juan Alejandro Acosta, compañero de Duarte, luchó en la guerra de independencia del 27 de febrero cooperando en todo lo relativo a la Separación de Haití y fue la única que estuvo en la Puerta del Conde junto a su hijo y a un grupo de marinos que fueron fieles a Duarte hasta el último momento.
Es considera como la primera mujer marina dominicana por su presencia en los muelles "con un fusil en la Puerta del Ángulo, bajando por La Negreta, en Santa Bárbara, y en la de San Diego, por La Atarazana". Según el historiador De Windt, el ejército "no hizo nada en esa fecha. Si no es por la Marina, la Independencia hubiera sido más tardía, los caminos eran los de la Costa y la Marina impidió que los enemigos pasaran de Azua y Santiago, bombardeó desde Cabo Haitiano para Manzanillo, impidiendo que un conglomerado de tropas haitianas fuera a socorrer el Fuerte Beller".
El 27 de Febrero, añadió este historiador, "María Baltasara se colocó como un centinela en el Fuerte del Ángulo, donde cañoneó a los haitianos" y todo el tiempo cooperó con los Trinitarios buscando armas, municiones y dedicándose a la causa. Ocultó dos veces a Duarte en su casa pues, al ser vecinos tan cercanos, sería el último lugar donde lo buscarían los haitianos".




lunes, 9 de febrero de 2009

“La Otra Parte de la Historia. Mujeres en la Guerra de Independencia” (5)

Josefa Antonia Pérez de la Paz (Chepita)

Madre de Juan Isidro Pérez, uno de los nueve Trinitarios, doña Chepita fue la primera “Comunicada” de La Trinitaria, organización política que se fundó en su casa de la calle Arzobispo Nouel el 16 de julio de 1838.

Al convocar a la primera reunión de “La Sociedad Secreta La Trinitaria”, los conspiradores pidieron á doña Chepita, quien vivía frente a la Iglesia del Carmen, prestar su casa para celebrar el encuentro. Era imperativo evitar llamar la atención de las autoridades haitianas, así que los Trinitarios decidieron aprovechar la festividad de la Virgen Del Carmen para reunirse ese día, aparentando que todos iban a la iglesia.

Doña Chepita consintió recibir en su casa al grupo de conspiradores rompiendo los esquemas tradicionales de la época al ignorar cualquier hábito religioso y aprovechan estratégicamente el bullicio de la festividad del Carmen para la fundación de “La trinitaria” y el juramento de sus nueve miembros. Mientras deliberaban, doña Chepita vigilaba la calle, convirtiéndose de esta manera en la primera de las que se llamaron “Comunicadas” de La Trinitaria.

Asumió todos los riesgos que implicaba esta colaboración con la primera organización política de la República Dominicana, con lo que aportó una valiosa cuota al proceso de la historia de nuestra Independencia.

Ana Valverde (1798-1864)

Nació en Santiago, en 1798. Miembra de una prominente y adinerada familia de Santiago de los Caballeros Destacada febrerista, ella y su familia se opusieron a la ocupación haitiana prestando notables servicios al movimiento independentista de 1844.

"Ana Valverde pasa a Santo Domingo y va a estar siempre comprometida con la causa, no sólo en el aporte económico sino en el trabajo militante, peligroso. Fabricó balas para la Independencia, aportó recursos económicos para la reparación y el fortalecimiento de los muros que reforzaron la ciudad, y por su inquebrantable adhesión al Padre de la Patria, fue expulsada del país "cuando la reacción antiduartista se adueñó de los destinos nacionales" cuando Pedro Santana tomó el poder.

Sus más caros sueños e ilusiones los consagró a la lucha por ver su suelo libre del invasor haitiano. Tal vez por eso murió soltera, a los sesenta y ocho años.
Inmediatamente después de la proclamación del 27 de febrero, como se esperaba un ataque haitiano, esta valiente mujer se dedicó a recabar fondos para reconstruir los muros de la ciudad de Santo Domingo.


Murió en Santo Domingo el 20 de noviembre de 1864.

viernes, 6 de febrero de 2009

“La Otra Parte de la Historia. Mujeres en la Guerra de Independencia” (4)

Concepcion Bona: (1824-1901)


Es considerada como una de las Madres de la Patria de República Dominicana y un ejemplo a seguir por todas las mujeres dominicanas; junto a María Trinidad Sánchez, contribuyó a confeccionar la primera Bandera de República Dominicana; dos años antes de nacer esta heroica mujer, se inicia la ocupación haitiana en territorio dominicano, por lo que a Bona le toca crecer bajo la dominación haitiana.

Concepción Bona nació el 6 de diciembre de 1824 en la ciudad de Santo Domingo, y le
toca crecer bajo la influencia haitiana y desarrollar su sentimiento patriótico. Concepción Bona es hija de Don Ignacio Bona, quien fue uno de los hombres que firmó el Documento del Manifiesto del 16 de enero de 1844, el cual sería, el primer documento o acta de la independencia del país. Además, era sobrina de unos de los próceres de la Independencia. Nacional, Juan Alejandro Pina, uno de los fundadores de la Sociedad Secreta La Trinitaria.

En 1844 cuando Concepción Bona contaba sólo 18 años de edad era una joven perteneciente a una familia ardientemente adscrita a la causa de la Independencia Nacional y totalmente comprometida con los ideales del Patricio Duarte, y es que Concepción el amor a la patria lo llevaba en la sangre, por eso cuando su padre Ignacio Bona estampa la firma número 90 del Manifiesto del 16 de enero, documento que representa el Acta de nuestra Independencia Nacional, lo hace junto a su hermano Juan Pina, pero también junto a Tomás Bobadilla y Briones, Ramón Mella, Francisco del Rosario Sánchez, y otros trinitarios. Todos amigos y vecinos.

A esa edad Concepción Bona ya era parte activa en las reuniones de muchachos y muchachas que en los ojos del invasor se congregaban en las tardes a estudiar, pero que realmente conspiraban con un solo fin: conquistar la libertad de la Patria.

Cuando los patriotas escogen a María de la Concepción Bona y Hernández para la gran tarea de plasmar en tela su magnífica obra tricolor concebida por el Patricio Duarte, que nos representaría ante el mundo como una nueva nación que nace libre e independiente, lo hacen confiando en una amiga cercana y plenamente identificada con la causa nacional, pero también sabiendo que se hacía ese encargo a una mujer valiente y apasionada, capaz de enfrentar con madurez los riesgos que aquello representaba. En ese momento se convierte en Patriota junto a su prima María de Jesús Pina.

Concepción Bona supo representar dignamente el papel que el destino le había encomendado, por eso llegado el momento la joven penetra enardecida la escena libertadora que se desarrolla desde la Puerta de la Misericordia hasta el Baluarte del Conde, entre pólvora, cánticos patrióticos, familiares y amigos; y hace la entrega memorable en manos de Sánchez de nuestra primera enseña tricolor, este hecho la inmortaliza en la historia.

lunes, 2 de febrero de 2009

“La Otra Parte de la Historia. Mujeres en la Guerra de Independencia” (3)

Rosa Duarte: (1821-1888)

Hermana de Juan Pablo Duarte y Diez, nació en Santo Domingo, en 1821 Como todos los hijos de doña Manuela Diez, estuvo influida por un gran fervor patriótico, miembra y colaboradora activa de la Sociedad Secreta “La Trinitaria’, tuvo una destacada e importante participación en los preparativos de la proclamación de la República el 27 de febrero de 1844.

Sus apuntes, aporte de incalculable valor para nuestro país, son considerados por Emilio Rodríguez Demorizi como el "Nuevo Testamento” de nuestra historia, ya que a través de este documento se han podido conocer los detalles de aquellos años de conspiración y de trabajo por la liberación de la patria. En ellos dice: “Dios me ha conservado la facultad de pensar y recordar y también me ha concedido el sagrado derecho de protestar contra los traidores a la Patria.

Aportó a la causa liberadora apoyando las actividades de los Trinitarios y de la sociedad La Filantrópica. Junto a otras mujeres, participando así, en las obras teatrales que se presentaban cuyo contenido creaba conciencia sobre la causa independentista e incitaba a la liberación de la patria.

Estas representaciones, en adicción de mantener levantado el espíritu público, servían también para obtener recursos con los cuales comprar municiones y cubrir los gastos de los emisarios que se enviarían a desempeñar misiones a distintas partes del país.

En los preparativos para la proclamación de la Independencia, Rosa Duarte fabricó junto con otras mujeres gran cantidad de las balas que utilizó el movimiento.

En 1845, un año después de proclamada la Independencia, fue deportada junto a su madre y hermanos/as. Muerto su hermano Juan Pablo, quiso regresar al país, pero aunque en 1883 el Estado dominicano ofreció facilidades para el retorno de la familia Duarte, su hermano Manuel se negó a regresar a aquella tierra de la cual habían sido expulsados/as sin ningún miramiento.

Aún así, Rosa se mantuvo animando a los y las patriotas de aquellos días que visitaban constantemente su casa en Caracas, a que siguieran en el empeño de adelantar al país. Junto a su hermana Francisca confeccionó en seda una bandera dominicana que enviaron al Ayuntamiento de la Ciudad de Santo Domingo. Murió en Venezuela en 1888.